Barrer y Trapear (2° Parte)

No entenderás nada de lo que sigue, si no has leído este post primero. Gracias por ser tan comprensivo (Asumiendo por supuesto que te hayas ido a leer el post que te indiqué, sino no te daré las gracias...)

En la parte anterior, nuestro querido secuestrador francés revela sus verdaderas intenciones. Pero lo más extraño es que afirma tener dentro de sus secuestrados al "hijo perdido" del Che, que según ellos, eso sería de alguna importancia para las FARC, y así lograr la liberación de Ingrid Betancourt, ciudadana colombo-francesa.

¿Será nuestro personaje al que llamamos "El Che", el hijo del Che de la revolución cubana? (Yo soy el narrador y el que inventa la historia: ya yo sé la respuesta... muajaja).

De regreso a la oficina del jefe, Oscar y Che estaban consternados por la respuesta del secuestrador francés (¿"Secuestrador francés" no suena como una bebida?... Sírvame un "secuestrador francés", por favor...). Deseoso de conocer más, Oscar le arrebata el micrófono de las manos del Che, y pregunta rápidamente:
- ¿Y quien es ese hijo perdido del Che?
- El hijo del Che es...- responde el francés pero se detiene un momento para mirar a su alrededor y buscar su objetivo- Es ese sujeto que está ahí.
- ¿Ese?...- responden Che, Oscar y entre otros secuestrados y secuestradores-, ¿Pero como ser ese sujeto si tienen cara de Chino?- Vuelve a preguntar Oscar.
- Recuerda que China también era comunista... -dice secamente el francés

Oscar mira detenidamente al Che, que carga un rostro de desilusión en su pesar. Por un momento Che pensó que su vida sería más interesante si él fuera el hijo perdido del Che, pero no lo queda otra que volver a acostumbrarse a su aburrida vida de siempre.
- ¡Se que te decepcionastes un poco, Che! -lo tranquiliza Oscar con su voz-, pero mira el lado positivo: ¡A ti ni siquiera te gusta el comunismo!
- ¡Si ya sé!... a mi me encanta el neoliberalismo salvaje... -replica medio de mala gana.
- Pero por un momento -continua hablando para detenerse por un instante, y se coloca la mano en el pecho-, por un momento, llegué a sentir ese sentimiento, aquel sentimiento revolucionario, aquel ser que repudia las injusticias ajenas como si fueran en su contra, aquel sentimiento de que puedes luchar contra las probabilidades, de luchar por aquello que nunca has tenido como si te lo acabaran de quitar, luchar por la justicia, por la libertad, por la igualdad, por la utopía...
- Guao... -responde Oscar con sorpresa-, ¿Lo dices en serio?
- Sí... ehh... bueno... eso, o es que tengo hambre... no sé...
- Me alegra saber que ya te encuentras bien -Oscar no puede evitar responder con un sarcasmo-, ¡Vente, tenemos que hacer algo para detener a los terroristas franceses!
- Sí, es cierto, tenemos que hacer algo.

Oscar y Che vuelven a comenzar a buscar dentro del tablero de vigilancia algún botón que los pueda ayudar de alguna forma. Cosas raras salían y se movían por toda la oficina, pero en un momento aparecieron unos compartimientos que tenían armas como contenido. Era como salido de una escena de los "Hombres de Negro" o "matrix", donde prácticamente se sirven en un bufé de armas. El Che, colocando su cara de hombre serio, le pregona a Oscar el futuro:
- ¡Acabemos con esto!

Desde afuera del edificio, ya los policías se encontraban fastidiados por el aburrimiento. Un secuestro es una situación muy seria, pero un tanto aburrida si tu trabajo es atrapar gente y disparar. Dos agentes policiales entran en conversación:
- No hemos sabido más nada desde hace como una hora, ¿Que crees que está pasando allí adentro?
- No tengo idea, tal vez alguien se atrevió a enfrentarse a los secuestradores y ahora los está matando...
- Jaja, si como en esa película...-responde el policía para detenerse a pensar por un momento-, ehh... Duro de Matar... Donde uno de los nuestros se enfrenta a todos los terroristas...
- ¡Oye te imaginas si de repente explotara una bomba, se escucharan disparos y una persona fuera lanzada por la ventana!- Responde el otro policía con ironía.

De repente, dentro del edificio, se escucha una fuerte explosión, ráfagas de disparos se escuchan segundos más tarde, y una persona es arrojada a través de la ventana.

El otro policía mira con pavor al otro policía que acababa de hablar.
- Satanás... ¡Satanás!... ¡Aléjate de mí Satanás!- grita despavoridamente el policía mientras se aleja del lugar.
- ehh... ummmm... déjalo que se vaya... de todos modos ya me estaba colmando la paciencia...

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Los disparos continuaron durante varias horas: se rompieron muchas ventanas, escritorios salieron volando, incluso de repente apareció un hombre ahorcado por una cadena en la azotea del edificio... Fue en realidad bastante genial, a menos que por supuesto, te pongas en la posición de los recibían los disparos, en ese caso no tiene gracia...

Pero sin embargo, después de un tiempo, ya no se escuchaba ningún sonido dentro del edificio, todo estaba muy tranquilo. ¿Habrá pasado algo ahí adentro? ¿Era seguro entrar? (De nuevo, soy el narrador, ya yo sé la respuesta... muajaja).

Un equipo policial de asalto, al estilo SWAT, se preparó para entrar al edificio, para anular todo vestigio de terroristas y rescatar a los rehenes. Era un equipo comando muy bien preparado para ese tipo de situaciones. Se hacían llamar por nombres código en sus conversaciones. Se acercan a escondidas a la entrada del edificio.
- Aquí Equipo Red Fox, se prepara para entrar, cambio. -se comunica el líder del grupo con el agente que organiza la ofensiva desde afuera.
- Adelante Red Fox, "bon voyage"... cambio.
- Estamos entrando al recinto... no encontramos a ningún terrorista ni rehén en el lobby... cambio.
- Sigan buscando, cambio.
- Señor, sí señor...-responde en voz baja el líder del grupo.

El grupo comando empieza a revisar piso por piso por todo el edificio. Estaban subiendo por las escaleras, pero se les estaba haciendo muy dificultoso, ya que debido a la calefacción, se creaba una especie de clima húmedo y pesado. Cansados todos ellos, llegan al penúltimo piso, ahí observaron que las escaleras de emergencia hacia el último piso estaban bloqueadas escombros, por eso, ya que previamente estudiaron la arquitectura del edificio, deciden usar las escaleras del público, que serán más elegantes, pero más peligrosas por estar más expuestos. El Líder del grupo avisa sobre la situación al jefe de policía que dirigía la operación a través de su pequeño radio transmisor. Este piso se hacía bastante extraño, pues carecía completamente de luz, ya habían encontrado otros pisos igualmente sin luz, pero este tenía algo diferente al resto. Mientras caminaban hacía las escaleras, vieron extraños símbolos marcados en el piso, en los escritorios, y en las paredes. Uno de ellos se acerca y observa detenidamente los símbolos, estaban hechos con sangre. Ese hecho sólo los hizo estar más alertas a lo que pudiera acontecer. Finalmente llegan a las escaleras, lo primero que hicieron fue notar los extraños adornos que cubrían las barandas. Se dieron cuenta de que los objetos no eran precisamente extraños... por supuesto, eran cabezas humanas, que realmente no son una cosa extraña, pero si extraña en el sentido de servir como adorno. De la nada empezaron a sonar unos tambores, tambores que al principio se escucharon a lo lejos, pero que conforme pasaba el tiempo se iban haciendo más fuertes. En un instante una figura humana se erguía al final de la escalera, pero por la falta de luz era imposible ver quien era. Ya no solo su entrenamiento sino su instinto de conservación los hizo a todos sacar sus armas y apuntar. Durante unos segundos solo se quedaron observando hasta que de repente la música se acabó, el hombre al final de la escalera hace un espeluznante grito:
- ¡¡WAAAAAZAAAAAA!!!

Una bella luna llena iluminaba aquella noche, desde los exteriores no había ningún movimiento desde que entró el equipo policial al edificio. Pero de repente una ráfaga de disparos acaba con el apacible silencio que durante varias horas dominó el lugar. La comunicación con el equipo Red Fox se había perdido, no se sabía que había pasado...

FIN DE LA SEGUNDA PARTE

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