Piratas y Corsés (Parte 8)

Esta es una historia ficticia basada en personajes reales y hechos históricos. Los personajes narrados en verdad existieron, pero me he inventado todos los diálogos y algunos detalles para hacerlo más entretenido jeje, aún así intento mantenerme lo más fiel posible a la parte histórica. Esta es la quinta parte de la historia. Por aquí se puede encontrar el resto de las historias.

La gran ventaja de ser la autoridad, es que puedes romper las reglas y tradiciones. Y eso mismo hizo Jack Rackham al romper esa arcaica tradición de que las mujeres no podían compartir el buque pirata con los hombres. De ese modo, ya no era necesario que nuestras protagonistas se disfrazasen de hombres. Sin embargo, de vez en cuando, se vestían de hombres al atacar buques mercantes, con el fin de lucir más amenazantes. Incluso, para los piratas, las apariencias importan.

Leonardo Rodríguez, mejor conocido como "Leo" entre la tripulación, había sido capturado por nuestros piratas cuando saquearon un galeón español. Leo, a cambio de su vida, fue forzado a unirse a la tripulación. Era hijo de una familia pudiente española, e iba con dirección a Panamá, donde se iba a encargar de los negocios agrícolas de la familia. Rozaba los treinta y tantos años, y había intentado, sin mucho éxito, la pintura y otras artes plásticas. Sin embargo, eso no lo hacía menos inteligente. Gran conocedor de la cultura, y muchas veces polémico, provocador y encantador.

Mary Read solía tener muchas conversaciones con él. He ahí donde podemos ver las diferencias entre Anne y Mary: Anne se interesaba más por los hombres aventureros, poderosos, e incluso, peligrosos; mientras que Mary sentía mayor atracción por la inteligencia, la templanza y el humor. Por eso muy pronto nuestra Mary se enamoraría de él. Y por algún tiempo, mantuvieron el romance en secreto.

Una tarde, cuando estaban en el almuerzo, hubo un altercado entre Leo y otro pirata. Al parecer, nuestro querido Leo no es un hombre muy devoto a Dios, y dijo algunas cosas que no gustaron en especial a uno de los piratas, y este le reto a un duelo. "¡Que cosa tan barbárica!" pensó Leo. Pero las reglas dentro del buque eran claras, cuando un hombre reta a otro a un duelo, estos deberán luchar... Hasta la muerte.

Hasta ahí había llegado su suerte. Leo moriría al mediodía de mañana, contra un experimentado pirata al que sólo podía vencer si este se resbalara y se pegara en la cabeza con una piedra. Al menos eso fue lo que él pensó para sí mismo. Sin embargo, no había contado con su querida amada.

Había llegado el día, y justo cuando faltaban dos horas para el duelo, Mary Read se encuentra con el susodicho pirata a solas. Ellos habían desembarcado en una isla cercana con el fin de hacer el duelo en tierra. Ella le espeta algo al pirata que lo impresionó:
- ¡Oye imbécil! Te reto a un duelo. -lo dice con mucha confianza en sí misma.
- ¿Qué? ¿Te escuché bien? ¿Qué me retas a un duelo?
- ¿Acaso estás sordo o qué? Sí, te reto a un duelo.
El pirata no pudo aguantar la risa que sentía al respecto.
- ¿Esto es por qué me voy a meter con tu amorcito? -se burló un poco.
- Te recuerdo bien las reglas, cuando un hombre reta a otro, estos deberán luchar.
- ¡Jaja! ¿Y donde está ese hombre ahora? Yo sólo veo a una niñita jugando con espadas.
El pirata es un hombre de complexión grande, alto, de aspecto desagradable y bruto, en especial bruto.
- Muy bien nena, después de acabar con tu noviecito, tu y yo tendremos nuestro duelo.
- ¡No! -exclama ella- Que sea ahora mismo.
- ¿Ahora?
- Sí, a menos que le tengas miedo a una niñita con espadas.
- Muy bien, si así lo quieres.
Ambos retiran las espadas de sus vainas.
- Sabes -dijo el pirata antes de comenzar-, nunca me gustó eso de que unas mujeres estuvieran en el buque con nosotros. Creo que Rackham es un idiota, y que esa "nueva regla" va en contra de todo lo que significa ser pirata. Y ahora, supongo que ahora podré darme el gusto de terminar con una de ustedes... Quizás después vaya en contra de Rackham y su putilla...
Al terminar de hablar, el pirata blande su espada con rapidez hacia Mary. Pero ella lo bloquea. Quizás Mary no tenga tanta experiencia como pirata, pero ya había luchado como soldado en el Flandes, y le había tocado que defenderse de ataques piratas cuando trabaja en los buques mercantes; es decir, tenía suficiente experiencia en batallas.

La batalla terminó rápido. Mary Read ganó, siendo levemente herida con un corte sobre su brazo izquierdo, pero nada grave. Se limpió rápidamente su herida y se la cubrió. Nadie más vio lo que había sucedido, así que arrastró el cuerpo cerca de las palmeras, y lo enterró. De ese modo, parecería que el pirata retador se asustó por la contienda y huyó. Así fue como Mary salvó, no sólo el ego de su amado, sino su vida.

[La Historia continúa...]

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